El Museo de los Héroes

El primer heroe 

Hoy abre sus puertas en esta bitácora el Museo de los Héroes, que pretende crecer paulatinamente hasta albergar la mayor colección mundial de héroes de todos los tiempos. En sus salas se irán depositando brillantes estrellas, superhombres nietzscheanos o de tebeo, seductores ídolos caídos y titanes de todas las épocas. La política de adquisición del museo es ambiciosa: añadiremos un héroe a nuestros fondos cada día. El criterio de selección, generalmente errático, le corresponde al director del museo, o sea yo, aunque se buscan comisarios para las próximas exposiciones.
El privilegio de ser el primer ocupante de esta galería virtual está lógicamente muy disputado, teniendo en cuenta que héroes los ha habido en todas las épocas y países. La cosa también depende de la opinión de cada uno. No es lo mismo un héroe para Bowie que para Schwarzenegger. El de Bukowski no se parece en nada al de Stendhal. Para el Marca los héroes son unos y para el Mundo Deportivo son otros. No digamos para El País y El Mundo. Los telediarios levantan cada día un héroe y tumban otro por la noche. El héroe de Aznar y de un montón de americanos ya sabemos cuál es, aunque de momento no se le espera en el museo. A veces ni siquiera está claro si alguien es un héroe o no. Céline, por ejemplo, no nos aclaramos todavía si es un héroe de las letras o un sucio pronazi. Lo mismo les pasa a los superhéroes de Watchmen, a la ministra de cultura o a Beckham, por citar algunos casos dispares. La heroicidad es una cosa problemática, pero como de momento aquí mi opinión es la que vale, el honor de inagurar el museo le va a corresponder al HÉROE ANÓNIMO, que es este hombre simpático que vemos en la fotografía. Le saqué la instantánea esta mañana y enseguida me he dado cuenta de que reunía varios de los méritos propios del héroe: 1) estaba en el momento adecuado en el lugar adecuado, 2) es claramente un iluminado y 3) ha salvado algo importante, en este caso un instante perfecto. El héroe anónimo es algo así como el soldado desconocido. No sabemos quién es, no sabemos qué ha hecho, pero le tenemos mucha simpatía porque sí. Le damos pues la bienvenida al Museo de los Héroes, a él y también a ti, que lees estas líneas. Esperamos volver a recibir pronto tu visita.