martes, noviembre 16, 2004
Clásicos heroicos
No sé nada de la dulce Jane a la que The Velvet Underground dedicó uno de sus mejores temas. Mi torpe inglés no me permite desentrañar la letra que he tarareado mil veces.
El jovencito Reed
Se incluyó en el "Loaded", probablemente el disco menos apreciado de la banda, pero que tiene en cambio el amargo encanto de las cosas que se acaban. La Velvet se disolvió cuando el álbum todavía estaba en la fase de mezclas. Lou Reed recuperaría después el tema en solitario y el riff inicial es de esos que todo el mundo recuerda. El caso es que está claro que si la tal Jane ocupa tan rotundamente el estribillo de una canción tan profundamente hermosa como es "Sweet Jane", merece encontrarse entre nuestras heroínas. La versión que realizaron los Cowboy Junkies en sus "Trinity sessions" carece del entusiasmo guitarristico del original, pero su austeridad instrumental y la voz magnética de Margo Timmins la dotan de una rara y pura belleza. Todas ellas, original y versiones, permiten jugar al entretenido pasatiempo de buscar las siete diferencias, al tiempo que se reconcilia uno con el country, o neocountry, o como lo llamen ahora. Y son, por encima de todo, clásicos heroicos.
El jovencito Reed
Se incluyó en el "Loaded", probablemente el disco menos apreciado de la banda, pero que tiene en cambio el amargo encanto de las cosas que se acaban. La Velvet se disolvió cuando el álbum todavía estaba en la fase de mezclas. Lou Reed recuperaría después el tema en solitario y el riff inicial es de esos que todo el mundo recuerda. El caso es que está claro que si la tal Jane ocupa tan rotundamente el estribillo de una canción tan profundamente hermosa como es "Sweet Jane", merece encontrarse entre nuestras heroínas. La versión que realizaron los Cowboy Junkies en sus "Trinity sessions" carece del entusiasmo guitarristico del original, pero su austeridad instrumental y la voz magnética de Margo Timmins la dotan de una rara y pura belleza. Todas ellas, original y versiones, permiten jugar al entretenido pasatiempo de buscar las siete diferencias, al tiempo que se reconcilia uno con el country, o neocountry, o como lo llamen ahora. Y son, por encima de todo, clásicos heroicos.
