El Museo de los Héroes

Abandono por un día mi preocupación principal, a saber ¿tengo tuberculosis? Entenderán que el asunto me interesa. Pero claro, la victoria de Bush podría ser tan nociva o más como la peor de las enfermedades. Pero al margen del fatalismo que a uno le tienta, evitando incluso el canto repetido de la ya probada ineptitud del presidente del mundo, creo francamente que esa victoria que además ha sido aplastante nos deja a muchos con el culo al aire. Ha sido una victoria sin excusas, sin sospecha de fraude, sin intervención judicial, por varios millones de votos de diferencia. Bush ha ganado y lo ha hecho por goleada y eso pone en entredicho la frecuente interpretación de los hechos que a menudo se repite a este lado del atlántico, a saber: el tipo es un lelo, un pelele, un idiota fundamentalista, un simple incompetente. Bien.
Puede que lo sea.
Pero tiene algo más. Ha convencido a la mayor parte de los americanos. que es la persona adecuada para afrontar una de las situaciones más críticas de toda la historia de los EE.UU. Hay algo en su mensja simple, en la reiteración de terminología religiosa, moralista, a veces mesiánica, que ha conectado con la gente. Una sociedad atrapada por el miedo necesita un salvador.
¿Podemos seguir viéndolo como el presidente más tonto de la historia?
Más bien el más peligroso para el mundo.