El Museo de los Héroes

Está claro que la heroína de estos días es Pilar Manjón y el Museo de los Héroes quiere que estas líneas sean su peculiar homenaje. Pilar ha acaparado las portadas de todos los periódicos, los reportajes "en profundidad" de los telediarios y la atención de varios cientos de tertulianos. Más aún, su mensaje ha calado en la opinión pública como muy pocos lo han conseguido en los últimos años. Y lo que es más importante, lo ha conseguido merecidamente, gracias a un discurso irreprochable, que aunaba una envidiable profundidad intelectual con la arrolladora fuerza emocional de una madre que llora a la muerte de su hijo. Ha resultado además ser una portavoz inmejorable. Su compostura y entereza han sido la encarnación de la dignidad en una comisión que no ha hecho más que devaluarse con el paso de los días. Su crítica a los partidos ha sido certera y posiblemente recoge el sentimiento de buena parte de la población. Su sinceridad, en un país acostumbrado al fingimiento y la manipulación, ha sido subversiva y revolucionaria.
¿Cómo se ha conseguido este éxito incuestionable, que queda a años luz de la repercusión de cualquier otra comparecencia, incluyendo las de los dos últimos presidentes del país?
Pilar Manjón y la asociación de víctimas que tan brillantemente ha representado han dado a los comisionados una lección de sensatez, independencia, valor, honestidad y desprecio del electoralismo que lastra el funcionamiento de los partidos. Se han comportado como ellos deberían haberlo hecho, y de ese modo les han dejado doblemente en evidencia. Y además, han marcado el camino para la necesaria renovación de las formas y el fondo de la política nacional. La rutina de los partidos y el rápido olvido al que nos tienen acostumbrados los medios son ahora los grandes obstáculos para los que pretendamos colaborar en ese empeño.